Nos subimos en el puerto de Auckland y fuimos hasta la primer parada que es Parnell Rose Garden, una plaza gigantesca (en serio) con vista al pacífico.
Tuvimos la suerte de visitar este lugar un domingo, por lo que, ademas de apreciar los rosedales imponentes que tiene, pudimos ver los artistas que visten la plaza: malabaristas, pintores y un sinfín de actividades para pasar el día de una manera increíble. Del otro lado, caminamos entre los foodtrucks que te invitaban a estirar el paso por Rose Garden.
Desde aquí, tomamos nuevamente el bus hacia el museo de Auckland, donde pudimos conocer un poco más sobre este pueblo gracias a la exhibición que relata a través de las muestras de arte y armaduras su historia. El museo consta de tres pisos y varias muestras de música, teatro y fotografía acompañan la dinámica diaria.
Entre estas muestras, hay algo que no compartimos, y que por lo tanto no recomiendo hacer: ver la exposición del Haka que realiza el pueblo Maori dentro del museo, ya que no resulta una representación de lo que son sus costumbres y cultura, sino una adaptación dentro de un espacio muy reducido de lo que eran como pueblo y luchadores. En Nueva Zelanda, sobre todo en lo que es la Isla Norte, el pueblo Maori está presente en sus calles, caminando, trabajando, pero muy alejados de lo que fue su realidad alguna vez.
Nuestra tercer parada fue Eden Garde, otro hermoso paseo rodeado de flores y vegetación típica de Nueva Zelanda. Almorzamos aquí, al sol, y recuperamos un poco de energía luego de tanto trajín histórico y largas caminatas.
Desde el Eden Garden, nos dirigimos hacia Mount Eden. Aquí me entere que en la Isla Norte se encuentran la mayoría de los volcanes de Nueva Zelanda. Tienen forma de cráter, por lo cual estar ahí es una experiencia maravillosa y sorprendente. Otro dato interesante para contarles es que, al estar cerca del anillo de fuego del Pacifico, en la union de dos placas tectónicas, la actividad sísmica de este país es altísima.
El Mount Eden es uno de los mas altos de la zona, presentando una vista panorámica de la ciudad alucinante.
Terminamos este primer día visitando Parnell Village, que tenia la mayoría de sus locales y negocios cerrados a causa de la hora y el día.
Para tener en cuenta: en la Isla Norte a las 17hs, esta todo cerrado. Salvo locales de comida y algún que otro centro especifico, excursiones y negocios cierran sus puertas. Caminamos entonces un rato por esta parte de la ciudad y decidimos volver al hotel para descansar.
El segundo día comenzó bien movidito y a las 4am. Por empezar, nos encontró batallando contra el Jetlag, mirando series y esperando que se haga de día para poder arrancar. En eso estábamos cuando comenzamos a recibir llamadas y mensajes de nuestra familia y amigos que se habían enterado del terremoto. Hasta ese momento, nosotros no sabíamos nada de nada. Como nuestro viaje comenzó por la Isla Norte, por suerte no nos afectó lo que estaba pasando. En realidad, solo tuvimos que reconfigurar la segunda parte del viaje, por suerte nada grave ni que no se pueda resolver.
Luego de tranquilizar a nuestra familia, comenzamos el día caminando por la ciudad: descubrimos que dentro de cada galería hay un mundo que conecta las diferentes callecitas. Es una ciudad hermosa, no se escucha el ruido de los autos ni se siente la contaminación.
Descubrimos, gracias a salir a caminar bien temprano, que al ingresar a una galería o local hay un mundo entero por descubrir. Cada callecita peatonal te lleva a un lugar diferente: con locales gourmet de otro países, barberías o negocios de regalos a sus costados. Si son de los que se animan a continuar el recorrido que cada calle te invita a transitar, van a poder encontrarse (como nos paso a nosotros) con parques que parecen de ensueño.
Esto fue lo que más nos impacto: salir de una galería y encontramos con una plaza. Atravesar la plaza, y encontrarnos con una calle en pendiente llena de barcitos para descansar. Auckland nos gusto tanto que decidimos pasar los últimos dos días de viaje otra vez en la ciudad.